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Walter andres tejada™

Pirata o no pirata, eh hay el dilema

Los hacker no son piratas, pero los piratas a veces son hacker, pero decir lo contrario puede ser insultante y en el fondo, la gente normal y corriente se pierde con todo esto.

 
Hace unos días, una noticia en esta casa dio que hablar en los comentarios porque utilizaba indistintamente las palabras hacker y pirata. Varios comentarios recordaban (con razón) que las connotaciones no son las mismas, mientras que otros proponían, por más adecuada al caso, la palabra lammer. Todas estas, con muchas más, pueden encontrarse en nuestra amplia lista de definiciones. Pero las cosas ya no son tan sencillas.

Si nos ponemos académicos, la Real Academia de la Lengua propone "pirata informático" como traducción de hacker, entendiendo como tal "persona con grandes habilidades en el manejo de ordenadores, que utiliza sus conocimientos para acceder ilegalmente a sistemas o redes ajenos". Ilegal, pues, pero no maligno. Traducción fiel a la distinción entre hacker y cracker, por lo tanto.

Lo que pasa con los diccionarios es que una cosa es lo que pone y otra cosa lo que entiende la gente, y es probable que el público de a pie tenga una percepción negativa de la palabra pirata. Para muchos, el pirata es el tipo que le robó los datos de la tarjeta de crédito por Internet, o el chaval que se baja películas de la Red, dos cosas ya muy distintas de por sí.

La ministra y los criminales

Esa confusión se debe en buena parte a los medios de comunicación, pero no sólo a ellos, porque tampoco las autoridades parecen tener muy claro todo este asunto.

A finales de marzo, la ministra de Cultura (cómo no iba a aparecer en un texto sobre este tema), Ángeles González-Sinde, pidió a los medios de comunicación que dejaran de utilizar el término "piratería" porque criminaliza a los usuarios. Hasta aquí, parece que eso es precisamente lo que dicen los defensores de los hackers. Pero es que la frase no acaba ahí. Hay que dejar de decir piratería, instruye Sinde, para decir "descarga ilegal".

Pero esto, ¿no decían los jueces que era legal? ¿Y si decimos que el tipo-antes-conocido-como-pirata (al que en adelante nos referiremos como TACCP) está haciendo algo ilegal, no le criminalizamos? Porque el criminal, el delincuente, es el que hace cosas ilegales, ¿no?

Volvemos al diccionario, donde nos explican que criminalizar es atribuir un carácter criminal, que a su vez se refiere al crimen, que a su vez significa delito grave, o bien acción indebida o reprensible. Así que decir que TACCP está haciendo algo ilegal le hace aparecer como un criminal, lo que no es otra cosa que criminalizarle. Menudo trabalenguas.

En cuanto a la definición de pirata, descubrimos que si nos llamaran eso, lo más ofensivo no es la cuestión de las leyes, sino la tercera definición, que reza "persona cruel y despiada". Y tampoco hace falta ponerse así, total por bajarse una peli o colarse en un servidor protegido.

Si ya se han hecho un lío, tranquilos, no es para menos. Pero no se crean que hemos terminado. Ahora vamos al problema de verdad.

Orgullo pirata

Lo que diga una ministra que no cuenta con las simpatías de la comunidad hacker -si es que hay alguna institución oficial que las tenga- es relevante, pero no tanto. Al fin y al cabo, habrá que preguntarle al panadero en qué consiste hacer pan, y lo mismo con este tema. Así que podríamos atenernos a la definición de los más expertos y olvidarnos del asunto. Pero no, ya nos gustaría. Aún no hemos llegado a la mayor fuente de confusión, porque lo que complica de verdad todo este asunto es el orgullo pirata.

Así, mientras unos se ofenden de que su compromiso con la información libre se identifique con la piratería –de nuevo, una forma de delincuencia, y con connotaciones bastante sangrientas-, otros hacen del insulto su bandera y proclaman a los cuatro vientos que sí, son piratas, surcan los mares de Internet y saquean las bodegas restrictivas como antihéroes románticos.

El ejemplo por antonomasia es Pirate Bay. Barco corsario en el logotipo, nombre corsario en el nombre y ambiente bucanero en el merchandising. Al fin y al cabo, si los piratas causaran sensación, no habría un día oficial de hablar como un pirata. Arr. Y si no, a ver por qué iba a haber tanto Tux vestido de capitán, garfio en ristre y parche en el ojo.

Así que tenemos unos piratas orgullosos de serlo; unos hacker orgullosos de serlo que se sienten insultados si se les llama piratas (y que en teoría, tienen razón); unas autoridades con afirmaciones contradictorias al respecto; un criterio académico al que nadie hace mucho caso y un público general que considera que hacker y pirata son sinónimos y cracker es una tostadita para hacer canapés.

"Nos robaron nuestra palabra", se lamentaba hace poco en Wired Richard Greenblatt, uno de los grandes pioneros de la informática, "y está perdida sin remedio".

Casi mejor nos quedamos con TACCP.

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